En la foto, así como en el cuadro de Magritte, la piel del rostro ha sido quitada y se ve lo que se escondía detrás de ella : otro rostro, de color blancuzco, con los dientes visibles a través de los labios. Es un rostro casi de calavera, pero no totalmente, y esa casi calavera aparece más bien como una máscara porque se distinguen en ella capas de yeso.
Hay afinidades profundas pero escondidas entre el rostro vivo y el rostro de calavera.
Puesto que el espectador se encuentra delante de una máscara, hace un movimiento mental de quitar esa máscara para ver lo que se esconde detrás de ella... a lo mejor una calavera en un estado más adelantado, más realizado, más “perfecto” y definitivo.
Pero el segundo suceso, el desdoblamiento, hace vacilar al espectador. La piel del rostro vivo se encuentra al lado de la cabeza y parece también una máscara. Por lo tanto, el pensamiento del espectador está invitado a poner de nuevo el rostro vivo. Los dos, el rostro vivo y la casi calavera son máscaras intercambiables. Es decir que la persona es doble, lleva en sí misma su muerte. El caso de que es doble, viva y muerta a al vez, se ve también por los colores diferentes de las dos partes de la camisa y del paisaje.